martes, 25 de diciembre de 2018

GILLES DELEUZE : LA VIDA COMO OBRA DE ARTE EN MICHEL FOUCAULT

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 Escrito por Luis Roca Jusmet

El 23 de agosto de 1986, casi dos meses después de la muerte de Michel Foucault, la revista Le Nouvel observateur publica una entrevista de Didier Eribon ( que luego publicará una de las biografías de referencia del filósofo fallecido ) a Gilles Deleuze.
 Lo primero de lo que habla es de la lógica del pensamiento de Foucault, que define metafóricamente como una corriente que nos arrastra, con ráfagas y sacudidas. Lo define como un filósofo y no como un historiador. La historia es justamente lo que nos separa de nosotros mismos, lo que hemos de atravesar y franquear para pensarnos de otra manera. A Foucault, como a Nietzsche, le interesa la actualidad, que es lo que le convierte, paradójicamente, en un intempestivo. Foucault es, con Heidegger, el que ha renovado más en nuestro tiempo la imagen del pensamiento. Pensar es alcanzar lo invisible dentro de lo visibles : los enunciados en el lenguaje y percibir lo visible que no vemos. Pensar es poder, tejer relaciones de fuerzas que no tienden a la violencia, definir estrategias que son actos que se oponen a otros actos.
 Pero en los últimos trabajos de Michel Foucault pensar es también un proceso de subjetivación. No se trata de producir un sujeto sino de desarrollar posibilidades vitales, nuevos modos de existencia. 
 La arqueología, la genealogía, es tambien una geología. Hay que abrir las cosas para extraer su visibilidad. Para Foucault toda formación histórica dice todo lo que puede decir y ve todo lo que puede ver. Hay que estar atento y darse cuenta que el ver y el decir se hallan entrecruzados y entretejidos. 
 Deleuze trata tambien de la influencia de Maurice Blanchot sobre Foucault, La deuda que tiene con él puede precisarse en tres aspectos. El primero es la diferencia entre hablar y ver : hablar no es ver. Al decir lo que no puede verse llevamos el lenguaje hasta su límite, hasta el extremo de lo indecible. El segundo se importancia de la tercera persona "él" o el neutro "se" sobre las dos primeras : yo y tú. El tercero es la relación con el Afuera : más lejano que el mundo exterior pero más próximo que el mundo interior. Todo ello lo desarrollará en los estudios de Foucault sobre Raymond Russell y Magritte plantearán un nuevo estatuto de lo visible y lo enunciable. Va a producir actos de pensamientos propios de Foucault, el pliegue y el despliegue y los proceso de subjetivación. 
 A partir de "La voluntad de saber" ( primer tomo de su Historia de la sexualidad") Michel Foucault tiene la impresión de haber quedado atrapado irrmediablemente en las relaciones de poder. ¿ Cómo puede uno resistirse ? Hay que plegarse para dar una salida a la propia fuerza. Esto lo inventaron los griegos, planteando la posibilidad de hacer de la propia vida una obra de arte, a través de la formulación de reglas éticas y estéticas que conducen a otros modos de existencia. Foucault sigue la línea de Nietzsche y de Rimbaud. La alternativa es ética, no solo estética, pero aquí hay que contraponer ética a moral. La ética trata de las consecuencias de lo que hacemos en términos de modos de vida. Son normas a partir de las cuales evaluamos lo que hacemos en función de una forma de existencia que elegimos. La moral son normas a partir de las cuales enjuiciamos según unos principios trascendentes, un modelo ideal a seguir. Es la idea de modo de Spinoza, que implícitamente está presente en Foucault. Son los estilos de vida los que nos constituyen como lo que somos. Está presente en el concepto foucaultiano de enunciado, en la medida en que éste regula lo que podemos decir y hacer. 
 Lo que hay en Foucault es la búsqueda de un estilo que cada vez tiende a una línea más sobria, más pura.

viernes, 19 de octubre de 2018

¿ ES EL ZEN UN EJERCICIO ESPIRITUAL ? : DIALOGANDO CON ALBERTO SILVA

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Escrito por Luis Roca Jusmet

Alberto Silva es un hombre polifacético : poeta, traductor y ensayista. Pero es, sobre todo ( en lo que concierne a este texto) un practicante paciente y experimentado de zazen. Voy a referirme a los dos primeros libros de un conjunto de cuatro que ha escrito sobre su experiencia en el zen. Creo que tanto el primero1 como el segundo2 tienen un valor filosófico, que es el de hacernos pensar el zen de otra manera. En el primer caso como una experiencia original no ligada necesariamente al budismo y, por tanto, capaz de dialogar por sí mismo con tradiciones occidentales como la filosofía y el psicoanálisis. En el segundo caso romper otro tabú, que es el de ligar el zen al silencio. Tabú, por cierto, legitimado desde el axioma de Wittgenstein que afirma que de algunas cosas podemos hablar y de otras simplemente mostrar. El zazen sería entonces una experiencia que se puede compartir exclusivamente desde la práctica.
En el primer libro Alberto Silva nos propone emancipar el zen del budismo y de la propia cultura japonesa. Emancipar quiere decir liberar de un yugo, de una servidumbre. No se trata de negar las raíces asiáticas, budistas y japonesas del zen sino hacer que las raíces permitan volar, lo cual significa que han de condicionar pero no determinar, influir pero no limitar. Lo que heredamos es un patrimonio que nos enriquece cuando no es una losa que nos impide avanzar.
Alberto Silva traza un recorrido que va de la India al Japón, pasando por el Tibet y China. Un estudio, por cierto, muy riguroso y preciso. Pero aquí confluye no solamente el budismo sino también el yoga, el confucionismo, el taoísmo y el sintoísmo.Alberto Silva se define por la escuela llamada soto zen, cuya referencia es el maestro Dogen y su forma de expresión artística es el haiku. Finalmente el zen entra en un momento, que es el que vivimos ) que se globaliza. En esta fase donde el zen puede conversar con las tradiciones occidentales sin limitaciones. Es aquí donde Alberto silva busca dos interlocutores privilegiados, que no son otros que Martin Heidegger y Jacques Lacan. Dejemos pendiente este punto para penetrar en el libro segundo, más potente en cuanto entra directamente en lo que es la experiencia zen. Después propondré otros interlocutores filosóficos que serán Baruch Spinoza, Pierre Hadot y Michel Foucault.
Este segundo libro de la obra sobre el zen nos permite plantear un encuentro desde la experiencia, palabra que contiene múltiples resonancias. Me impresionó el artículo "Infancia e historia" de Giorgio Agamben3 que señalaba algo a partir de lo que ya había dicho Walter Benjamín : los adultos ya no hablan de su experiencia, se han quedado mudos. Benjamín hablaba de un silencio causado por la percepción del horror después de la Segunda Guerra Mundial- Agamben se refería más a la banalización, algo que también había señalado Pier Paolo Passolini. Para Agamben, la falta de experiencia, igual que para Passolino, no proviene del horror sino de la banalización. Alberto Silva nos propone entender el zen desde la experiencia singular de cada cual y posteriormente ser capaces de traducir esta experiencia en palabras. Una experiencia que va del silencio a la palabra y vuelve otra vez a la experiencia, pero que es capaz de articularse en un relato. Se trata de una experiencia radical y paradójica porque va a la raíz de lo que a la vez somos y no-somos ( ya que no hay identidad) que no es otra cosa que el cuerpo. Cuerpo pensante y hablante, pero cuerpo. Es posible enunciar, teorizar lo que nos ocurre en el zen. Experiencia emancipatoria en la medida que nos libera. ¿ De qué liberación estamos hablando ? De la que nos permite ser lo que somos. Esta es la paradoja, porque esta frase, siendo totalmente enigmática es la que nos permite intuir por donde van los tiros. Hay algo propio a desarrollar, hay una singularidad en juego. La práctica del zen nos lleva a un punto, más allá del marco cultural que nos atrapa, del guión que hemos construido para defendernos del mundo, de los otros. Hay algo en común con este "atravesar la fantasía" para encarar el deseo del que hablan los psicoanalistas lacanianos. O del desprenderse de lo aprendido que se practica en las escuelas alejandrino-romanas de las que nos habla Foucault, para construirnos como sujetos éticos. Con el zen hay que aceptar y sostener las paradojas, que,como sabemos, son contradicciones solo aparentes. Aquí señalo el potencial de la parte del libro dedicado al lenguaje, que titula "de la continuación del despertar por otros medios". Porque hay un relato posible de esta experiencia, como dice Alberto Silva. Es un no-hacer para que algo se haga en nuestro cuerpo. Dogen, la referencia básica del zen para el autor, insiste una y otra vez en "el despertar" se realiza en el cuerpo, " en "la carne y los huesos". Pero después de este despertar hay un trazo necesario, que solo puede venir del lenguaje, para renunciar a que la experiencia zen entre en el registro de lo inefable, de lo que no se puede hablar. Está la frontera, el saber fronterizo, recordando lo que sugería el gran filósofo español, ya fallecido, Eugenio Trías.
Entramos aquí en un punto clave, que es el de la relación entre el cuerpo y la mente. No caer en el dualismo ( dos substancias diferentes) ni tampoco en el fisicalismo ( la mente es física, es el cerebro). No caer, sobre todo, en el espiritualismo, para el que el cuerpo es una especie de cárcel o de envoltura física de nuestra identidad. Somos un cuerpo, nos dice Alberto Silva, recordando al filósofo Maurice Merleau-Ponty. Un cuerpo expresivo,vivo,animado, vibrante, desarmónico. Que no debe seguir ideales de perfección, que debe trabajarse a sí mismo, claro ( lo hace el zen) pero sin compararse a modelos. Hago aquí un paréntesis para sugerir otra vía posible de diálogo con Francisco J. Valera.4
Hay otros puntos en el trabajo de Alberto Silva que me parecen igualmente fundamentales, como el del espacio y el tiempo, entendidos desde la experiencia humana y, más específicamente, desde la experiencia zen.
Quería entrar ahora en una propuesta de dos posibles interlocutores filosóficos con el zen. Estos son Pierre Hadot y Michel Foucault, que a su vez plantean un interesante diálogo sobre la filosofía como ejercicio espiritual5. Precisamente el título del artículo sería un remake de un libro que hace años planteó Jean Allouch con el título de "¿ Es el psiconálisis un ejercicio espiritual ?"6. Este reconocido psicoanalista, empeñado en facilitar un encuentro fecundo entre Jacques Lacan y Michel Foucault, se hace la pregunta basándose en el concepto de Pierre Hadot de "ejercicio espiritual".7 Hadot habla de la filosofía como forma de vida y, para señalar su aspecto integral, habla de ejercicio espiritual para referirse al trabajo transformador de la filosofía. Esto es lo que comparte con Foucault, entender la filosofía no como un discurso sistemático de tipo intelectual sino como una práctica emancipadora. Emancipadora en la medida en que libera al ser humano de sus cadenas ideológicas ( y aquí entendemos la ideología en sentido radical. Como ideas, actitudes y conductas).
Entremos a fondo en la diferencia entre Pierre Hadot y Michel Foucault para ver como, desde uno y desde otro, se entiende la filosofía y, por tanto, su relación con el zen laico que propone Alberto Silva. Para Pierre Hadot la filosofía es una experiencia unitiva paralela a la experiencia mística. Son dos caminos que conducen, desde diferentes experiencias, a lo que llama la Universalidad. Es decir, a la renuncia de lo singular y lo particular para abrirnos al Universal humano y al Universal cósmico. En este sentido el taoismo o el budismo podrían ser otras vías que conduzcan a este Universal. ¿ Tiene algo que ver con el zen laico que nos propone Alberto Silva ? Yo creo que poco, en la medida en que el zen de Dogen, que es la referencia de lo que nos propone Alberto, tiene muy poca relación con esta lectura que hace Pierre Hadot. Justamente porque la propuesta que recoge de Dogen es la de un zen que pasa por el cuerpo. El cuerpo es,para Alberto Silva, mucho más que una estructura mecánica. Es la expresión de lo viviente en nosotros, por mucho que seamos un cuerpo mental y hablante. En este sentido creo que lo que vincularía más a Hadot con el zen es justamente este budismo que Alberto Silva quiere liberarse en su comprensión de la etapa actual del zen.
La línea de trabajo que propongo tiene que ver más con Michel Foucault que con Pierre Hadot, en sus posicionamientos respecto a las escuelas alejandrinas. No solamente por la manera como Foucault entiende la filosofía sino por su propuesta de un ascetismo para construir un sujeto ético. Para Michel Foucault la filosofía es una caja de herramientas crítica, que abre nuevos caminos del pensar. En este sentido podríamos decir que el libro de Alberto Silva es un libro de filosofía porque plantea nuevas maneras de entender el zen. También podríamos buscar otra similitud del zen laico con el camino que plantea Foucault, al afirmar que cada libro que escribe es , para él, una experiencia transformadora. Pero quiero centrarme en otro aspecto, que es el de la propuesta de Michel Foucault n su curso "La hermenéutica del sujeto"8. Se trata de ir contra lo particular ( lo grupal) para volver a lo singular y desde aquí ir hacia lo universal. Hay en el libro de Alberto Silva una defensa clara y contundente de lo singular de cada cual, del camino propio como eje de la libertad. El zen laico nos ayuda a construirnos como un sujeto ético, justamente en la línea que nos sugiere Foucault. Se le ha llamado también "estética de la existencia", aunque esta expresión ha dado lugar a muchos malentendidos, incluso al mismo Pierre Hadot, que considerará esta propuesta como una especie de dandismo9. Hay que reconocer que el mismo Foucault, al expresar su fascinación por personajes como Charles Baudelaire, puede haber colaborado a esta lectura equívoca. Lo que propone Foucault es bien distinto : se trata de un trabajo ascético para ser libres. Alberto utiliza en algún momento la palabra ascética para referirse a la práctica del zen laico. Una autodisciplina, ciertamente, a la que no hemos de considerar, como muchas veces se hace, como propia de la ética del samurai. El propio zen se ha manifestado muchas veces como un punto de ascetismo, y si lo relacionamos con Guathama Buda ( algún vínculo hay que reconocerle, aunque no defendamos que el zen sea una rama del budismo) hay que reconocer que este aparece como una crítica al ascetismo excesivo. Ascetismo que no tiene nada que ver, tampoco, con lo que critica Nietzsche10. Ascetismo como un trabajo sobre uno mismo, para que emerga lo más propio. Alberto Silva insiste en que más que aprender es desaprender, lo mismo que plantea Foucault respecto a las escuelas alejandrinas.
Vale la pena que reflexionemos un momento sobre la noción de escuela. Alberto Silva es muy crítico con ella, ya que conduce facilmente a la escolástica (teórica) y la esclerosis ( práctica). Pero Foucault defiende las escuelas alejandrinas ( estoicismo, epicureismo, cinismo) en la medida en que no son estructuras jerárquicas. Hay maestros que pueden transmitir lo que posibilita la emancipación del otro. Es decir, que proporciona al otro los medios para su propia liberación. Para Foucault lo que hace el cristianismo con estas escuelas es ponerlas al servicio de un ideal de salvación y al mismo tiempo institucionalizarla en relaciones de dominio. Sigo aquí la diferencia que establece Foucault, relaciones de dominio y no relaciones de poder. Las primeras son rígidas y verticales, implica la sumisión. Las segundas, en cambio, son interactivas, variables, contingentes. Lo mismo que critica Michel Foucault del reciclaje negativo que ha hecho el cristianismo con el ascetismo podemos decir que hace Alberto Silva con el budismo respecto al zen. Este sujeto ético de Michel Foucault, que vamos construyendo con ejercicios espirituales diferentes ( dentro de todo prefiero este término al de tecnologías del yo) puede encontrar en el zazen una de las prácticas ascéticas básicas. El mismo Foucault ( como testimonió su amante Daniel Defert) tenía como libro de cabecera "El zen del tiro al arco"" de Eugen Herrigel). No solo esto sino que estuvo tan atraido por el budismo zen que viajó hasta el Japón y estuvo unos días en un monasterio zen practicando zazen11. Quizás le faltó a Foucault una mirada más distanciada del zen de la escuela monástica japonesa o de la ética samurai ( como, curiosamente, le llamó su amigo el historiador Pierre Veyne)12.

sábado, 30 de junio de 2018

EL GOBIERNO DE SÍ Y DE LOS OTROS: FILOSOFÍA Y VERDAD


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 Escrito por Luis Roca Jusmet 

En su curso "El gobierno de sí y de los otros" , impartido el primer trimestre del año 1983, Michel Foucault se plantea en una de sus clases qué es lo real de la filosofía. Es en la clase del 16 de febrero y lo hace a partir del análisis de algunos textos platónicos, como el proceso que va desde el diálogo Albicíades hasta la carta VII.
 De entrada la filosofía se presenta como una tarea ( ergon) más que como un discurso ( logos). Preguntarse por lo real de la filosofía ( como ergon y como logos) no es preguntarse la relación que tiene la filosofía con lo real. Es preguntarse como se inscribe en lo real el ergon-logos filosófico, el decir veraz del filósofo. El filósofo se dirige a quién ejerce las leyes. Pero no para decirle lo que tiene que hacer, no para dictarle las leyes. Se introduce en la política pero jugando un juego diferente que el político. Hay una analogía con el papel del médico. El médico ejerce el diálogo y la persuasión con el paciente, no se limita a darle recetas. 
 El filósofo quiere salir de sí mismo y ser escuchado, pero no por su habilidad retórica, quiere anular la voluntad del oyente. El filósofo no quiere manipular, como hace el retórico, sino persuadir, argumentar, convencer. 
 El filósofo tiene un camino por recorrer y lo hace a través de diversas prácticas.Implica una decisión previa, que es la de elegir este camino y a un maestro que debe enseñarle el camino. Esto significa ser capaz de aprender unos principios, de interiorizarlos y de aplicarlos en nuestra vida cotidiana. Pero en el Albiciades era una cuestión de mirada del alma, de reconocimiento de sí misma. Una conversión a partir de una mirada que te transformaba. En cambio lo que te transforma en la concepción final de Platón no es la mirada sino la práctica, este trabajo que vas haciendo a lo largo de este camino que vas definiendo con tu acción cotidiana. Es lo que Foucault llama el ascetismo que es la construcción de uno mismo en relación con lo que va surgiendo en su vida cotidiana. Esto es lo real de la filosofía en cada cual. 
 La filosofía no es el camino de las mathémata, es decir, del conocimiento de fórmulas, formal. Cuando Platón rechaza la escritura en la carta VII no lo hace para afirmar que el lenguaje escrito no puede reflejar el logos, que debe ser tratado de forma oral. Lo hace porque el cuestionamento de la escritura lo es de la filosofía como logos, ya que es sobre todo ergon, un trabajo sobre uno mismo. 
 La relación entre filosofía y política no es normativa. No hay que caer en una interpretación literal de la República o las Leyes, donde supuestamente el filósofo explica como debe ser una ciudad ideal o sus leyes. La filosofía debe enseñar que lo real de la filosofía está en las prácticas que uno ejerce sobre sí mismo y en relación con los otros. Es, por tanto, la articulación entre el gobierno de sí y el gobierno de los otros.
En la clase del 2 de marzo de 1983 de su curso en el Collège de France titulado "El gobierno de sí y de los otros"  Michel Foucault plantea un análisis sobre la ontología de los discursos verdaderos.
 Foucault había trabajado anteriormente el tema del discurso, sobre todo en dos momentos clave : en el año 1963, en su libro "La arqueología del saber" y en su conferencia en el Collège de France de 1970, al tomar posesión de su cátedra de Historia del pensamiento. El discurso está formado por modalidades enunciativas, que circulan en ámbitos institucionales concretos y que son formulados por sujetos que adoptan una determinada posición. Hay, por tanto, una articulación entre el saber, el poder y la subjetivación. 
 Lo que analiza en este breve pero denso fragmento son varias cuestiones. En primer lugar una superación de la formulación convencional de que la verdad de un discurso se deriva de su adecuación o inadecuación a los hechos que enuncia. La historia de la veridicción, que sería la de la ontología de estos discursos, debe plantearse en base a tres cuestiones.
 Primera : ¿ Cuál es el modo de ser de este discurso entre todos los demás, una vez que se introduce en lo real un juego de la verdad ? 
 Segundo : ¿ Cuál es el modo de ser que este discurso de veridicción confiere a lo real del que habla, a través del juego de verdad que practica  ?
 Tercero : ¿ Cuál es el modo de ser que este discurso de veridicción impone al sujeto que lo pronuncia, de modo que éste pueda practicar cómo corresponde el juego determinado de la verdad ?

 Todo discurso es una práctica. Un discurso de verdad impone una norma de veridicción y solo puede entenderse en función de esta. Toda ontología es una ficción, un invento singular. 
 En este mismo curso, en la clase del 5 de enero Foucault había definido su proyecto de una historia del pensamiento como algo diferente de la historia de las mentalidades y de las representaciones. Había dicho entonces que era una historia de los "focos de experiencia". En el texto que tratamos dice que la historia del pensamiento es diferente de la historia de los conocimientos ( criterio de verdad) o la de las ideologías ( criterio de realidad ) porque relaciona con un principio de libertad, con una capacidad de hacer. 
 Estos textos plantean cuestiones interesantes. Por una parte la caracterización de cualquier discurso ontológico como una ficción. Por otra la definición de la verdad de un discurso en términos éticos. Es decir, la existencia de una verdad ética.
 Todo esto tiene que ver con la parresia, que el término fundamental que articula el curso. La parresia es justamente la práctica ( el "ejercicio espiritual") que vincula la ética con la política. Porque es lo que nos hace arriesgar y jugarnos incluso la vida por el coraje de decir la verdad. Pero ¿ de qué verdad hablamos ? . Es la verdad del hombre libre, la verdad ética dirigida al que ejerce el poder como dominación. Verdad ética que es, por tanto, una verdad política. Es un discurso de veridicción en el que el sujeto que lo practica se sitúa en una posición éticopolítica crítica. De denuncia de lo intolerable, como ha planteado Foucault en otras ocasiones. 
 En todo caso la influencia de Nietzsche se mantiene muy clara en este planteamiento. señala el elemento ficticio y la posición ética que hay detrás de cualquier discurso. 

lunes, 28 de mayo de 2018

FILOSOFIA Y AUTOAYUDA

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Escrito por Luis Roca Jusmet


Pierre Hadot es un filósofo francés de la segunda mitad del siglo XX que quiso recuperar la idea de la filosofía como forma de vida. Hadot, que era además un riguroso historiador de la filosofía, sostiene que la filosofía antigua nunca quiso ser un discurso teórico ni un sistema de pensamiento. Lo que pretendía era ser una propuesta de forma de vida. No había separación entre filosofía teórica y filosofía práctica porque lo que se buscaba en las escuelas filosóficas era que te enseñaran a percibir el mundo, a pensarlo y a actuar sobre él. La verdad te transformaba y te preparaba para afrontar la vida con serenidad.
Pierre Hadot dedica muchos de sus escritos al estudio de los estoicos, especialmente a Marco Aurelio. Pero las meditaciones de Marco Aurelio no eran ni un diario íntimo ni un escrito para ser leído. Eran un ejercicio espiritual sin connotaciones de culpa ni de pecado. No era una confesión sino un balance de lo que se había hecho bien y lo que había hecho mal. ¿ Para qué ? Para saber en que se había fallado y prepararse para no repetirlo. A través de sus notas comprobaba si había aplicado correctamente la filosofía estoica en su quehacer cotidiano. El estocisimo era una escuela en la que el maestro te enseñaba unos principios que se habían de interiorizar y aplicar. Era una escuela para adultos en la que estos debían desaprender lo que la sociedad les había enseñando. Pero el maestro enseñaba para que el discípulo se emancipara. Totalmente contrario de lo que haría posteriormente el cristianismo, que se basaría en la obdeciencia. La filosofía se entendía entonces como una terapia del alma. Posibilitaba la construcción de un sujeto ético que hacía una elección de vida.
Podemos preguntarnos hoy si la filosofía tiene un lugar en el llamado mercado de la autoayuda. El mercado de autoayuda forma parte de la sociedad de consumo : son libros, consultas, cursos, que te ofrecen píldoras rápidas para consumidores impacientes. El cliente paga y quiere resultados. No puede haber nada más antifilosófico. ¿ Cuál es entonces la línea roja que separa la filosofía de la autoayuda ?. Los libros de filosofía dan orientaciones prácticas sobre como vivir y los libros de autoayuda dan recetas para aplicar. La filosofía proporciona una caja de herramientas, según la denominación del filósofo francés Michel Foucault, y no como un recetario. La filosofía estimula a pensar y la autoayuda formula consignas. La autoayuda es el camino fácil, la filosofía el camino dificil. La filosofía es una brújula y la autoayuda un mapa donde todo está señalado.

sábado, 12 de mayo de 2018

FOUCAULT : KANT Y BAUDELAIRE

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 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Charles Baudelaire es un personaje-escritor que ha fascinado a muchas generaciones de pensadores. Dos ejemplos claros serían Walter Benjamin y Jean-Paul Sartre, que le dedicaron respectivamente una de sus "iluminaciones" y una sugerente biografía. 
 En su crítica a la lectura que Foucault hace de los antiguos, Pierre Hadot le reprocha que los derive hacia una especie de estética de la existencia cuyo paradigma es el dandismo de Baudelaire.
 Es importante que precisemos que es lo que dice Michel Foucault de Baudelaire y si realmente lo sitúa como un modelo de vida a seguir. El curso al que Foucault se dedica a analizar la figura del escritor francés es el último, el que titula "El coraje de la verdad. El gobierno de sí y de los otros,II", que realizó desde finales de 1983 hasta principios de 1984, pocos meses antes de su muerte. Foucault se refiere a él como una prolongación moderna del cinismo. Es una expresión artística, dice, de lo que había permanecido sumergido, excluido. Es el cinismo de la cultura, lo que se había considerado como  anticultura puesto al revés, como afirmación la cultura, en la medida en que rechaza cualquier forma establecida. Pero es una forma de cinismo que, al contrario que sus orígenes populares, se manifiesta de manera elitista y marginal. Es una vida verdadera porque asume el nihilismo, la "muerte de Dios" y desde aquí debe inventarse un arte de existencia. 
   Pero es en el texto "¿ Qué es la ilustración?", publicado el mismo año 1984 y que está dedicado al artículo de Kant, donde Foucault clarifica lo que representa Baudelaire. Habla de él como representación del ethos ( una manera de pensar, de sentir, de obrar) de la modernidad. Cita la afirmación de Baudelaire es "lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente" pero también la voluntad de hacer algo heroico de este presente: " No hay derecho a despreciar el presente. Esta relación con el presente no es el del curioso, del que venera la novedad, sino del que lo entiende como una práctica de libertad, es decir que se plantea que siempre hay otra opción, y por tanto otra vida, posible. Pero la extrema atención que tiene el hombre moderno hacia si mismo no es para descubrirse sino para inventarse. 
 La conclusión es que para Michel Foucault, en contra de lo que plantea Pierre Hadot, no es un modelo de dandy en el que Foucault ve un ejemplo de "estética de la existencia." Lo que ve Foucault en Baudelaire son dos cosas. En primer lugar una prolongación moderna del cinismo, entendido como la propuesta de otro "ethos", de una vida verdadera, de una vida diferente a la normalizada. En segundo lugar, y esto es lo más importante, el complemento de la propuesta kantiana de pensar por uno mismo que sería el inventarse a uno mismo. Quizás se podría concretar, y esto es cosecha propia, en que al sujeto universal kantiano podemos añadirle la singularidad baudelariana Es decir, que en el marco del reconocimiento del otro ( moral kantiana) creamos una ética singular. Quizás sería una manera de resolver la tensión entre lo universal y lo singular que está tan presente en la obra de Foucault.

martes, 1 de mayo de 2018

LA HERMENÉUTICA DEL SUJETO : UNA SELECCIÖN DE CLASES

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Resumen de una selección de las clases del curso "La hermenéutica del sujeto", impartido en el Collège de France el año 1982 . Edición establecida bajo la dirección de François Ewald y Alessandro Fontana por féderic Gros. Traducción de Horacio Pons. Editada por Akal.

 Clase del 20/01/1984. En esta clase señala los cambios que se dan en el epimesleisthai heautou en la etapa que Michel Foucault considerará la Edad de Oro del cultivo del yo : el Alto Imperio Romano ( siglo I  y II d. J.) Las referencias son a la escuela estoica y a los representantes de esta etapa: Mussonio Rufo, Epicteto, Séneca y Marco Aurelio. Pero los ejemplos que pone son, sobre todo de Séneca. De todas maneras a veces generaliza con el epicureismo, aunque las referencias son a Epicuro, que es anterior ( época alejandrina ).
 Lo importante de esta época es que la Epimeleisthai heautou ( el cuidado del yo) adquiere unas nuevas dimensiones :
 1) Dimensión universal y solución particular
 Se convierte en una propuesta universal. No una ley, como Foucault deja muy claro. Es una llamada universal, a cualquiera ( sin distinción de status, sexo u origen) pero a la que se apuntan los interesados, y lo hacen a una escuela concreta ( solución particular). Estas escuelas no son jerárquicas, hay únicamente una división operativa en función de la capacidad. Esto podemos relacionarlo con la aceptación que hace el filósofo francés de las relaciones de poder pero manteniendo la crítica a las relaciones de dominio verticales y unidireccionales. Cada escuela es una elección de vida compartida a través de la amistad.
2) El objetivo del cultivo del yo es ser libre
La finalidad no es el gobierno de los otros. No se buscar el gobierno de sí para poder gobernar a los otros. La finalidad es el cuidado de uno mismo. Es una cura, una liberación, una terapia del alma. Se basa en un trabajo, un esfuerzo, unas tecnologías del yo para emanciparse, para liberarse de la esclavitud de las pasiones. El cultivo del yo no se basa solo en el autoconocimiento sino en un conjunto heterogéneo de tecnologías del yo. Se trata de una determinada mirada que conduce a una transformación interna, a una metanoia, a un estado nuevo de serenidad. Hay prácticas corporales, de autoexamen. Tienen una función correctiva, terapéutica para la ética como práctica de la libertad.
 3) El trabajo en la escuela no es pedagogía
 La pedagogía es el aprendizaje que conduce a la vida adulta, el que nos hace salir de la adolescencia armándonos ( paraskeve) para la vida social ( aunque el extraña que Foucault utilice un término que es moderno ). Lo que se aprende en la escuela es más un desaprender lo que te han enseñado que un aprender. Tiene una función crítica de lo que hoy diríamos la ideología. Tampoco se trata de descubrir un yo oculto. Se trata de construirse a uno mismo, de inventarse. 
 Para precisar más este planteamiento Foucault recurre a varias enseñanzas de Séneca. La primera es que, aun aceptando las etapas de la vida ( y la metáfora de las cuatro estaciones : niñez, juventud, madurez y vejez) hay que entenderla como un unidad en las que no hay una división radical por etapas. Una unidad dinámica, por supuesto, pero sin compartimentos estancos. La vejez debe entenderse casi como la finalidad de la vida. Aunque la sociedad griega valoraba la vejez desde la sabiduría no dejaba de considerarse una fase de debilidad. Séneca plantea un elogio incondicional de la vejez, que comenzaba a los sesenta años. Hay que vivir para ser viejos, no en sentido biológico sino planteando la vez como el ideal del sabio, del que ya no espera nada. Esta Edad de Oro es la de la subjetivización, en la medida que está centrada en el conocimiento de uno mismo y el trabajo sobre uno mismo.

 Clase del 17/02/1984. Voy a entrar directamente en el momento de la clase en que habla del estoicismo como ejemplo de conversión, es decir de transformación del sujeto por el cultivo de sí. Señala que en ellos tiene una gran importancia el conocimiento de la naturaleza y su relación con el conocimiento de uno mismo. Trata el tema desde los textos de Séneca. 
 Séneca plantea que hay que recorrer el gran círculo del mundo y conocer sus causas y principios. Hay que olvidarse de lo anecdótico de las crónicas históricas. Hay también que practicar el autodominio y saber estar, sereno, a la altura de las circunstancias y combatir los efectos del azar adverso. Hay que combatir las pasiones y el apego a los placeres. Hay que tener un criterio propio y firme. Hay que ser libre, no ser un esclavo de los otros ni de uno mismo. 
Hay que ir hacia una visión, una perspectiva de Totalidad. Ser capaces, desde una perspectiva global, de ver nuestra pequeñez y la relatividad de nuestras pequeñas batallas ( aunque puedan parecernos grandes). Es una cuestión de espacio pero también de tiempo, por lo que el ideal es la vejez, que nos permite contemplar nuestro recorrido. El conocimiento de sí no se entiende como un conocimiento de lo interior ( deseos, afectos...) Nos conocemos como parte de la Naturaleza. Se trata de conocer cual es el juego de la naturaleza. del que formamos parte. Se trata de una mirada desde las alturas del mundo.
 En el momento de nacer elegimos vivir, igual que en la vejez que podemos elegir morir con el suicidio. Vivir y morir, en cualquier caso, son aceptar o rechazar la vida que vivimos, que es la única realmente existente. No se puede elegir la vida que queremos, se puede elegir entre vivir o no vivir ( o morir). Si entramos o salimos, en definitiva. Solo al final de nuestra vida sabremos si ha valido la pena. 

 Me llama la atención, aunque no sea algo de lo que hable Foucault, la afinidad entre lo que explica aquí y Spinoza en su conjunto. También, en este último aspecto que he comentado de Séneca, con el Amor fati y la visión del eterno retorno de Nietzsche.

jueves, 26 de abril de 2018

RESEÑA DEL LIBRO ( EN CATALÁN )



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Ejercicios espirituales para materialistas. El diálogo (im) posible entre Pierre Hadot y Michel Foucault
Luis Roca Jusmet
Barcelona : Terra Ignota, 2017

Ens preguntem sovint quin és el paper de la filosofia, i si ella ens ha d’ajudar a canviar el món? Ho hem de fer? I com hem de fer aquest canvi? Aquestes són preguntes habituals entre els escrits filosòfics i els seus lectors. Es cert que la filosofia planteja la qüestió de com hem de viure. Aquesta va ser la pregunta que es va fer Sòcrates. I molts dels filòsofs actual encara estan intentant trobar una resposta actualitzada al com hem de viure. Concretat en com seria la millor manera de viure la vida plegats, i com hem de pensar la vida.
De Marx es recorda sempre, encara que poc contrastat si fem cas de molts dels seus estudiosos, que va ser qui va dir que la nostra tasca no era només pensar el món, sinó canviar-lo. Ell, es cert, va establir una certa línia divisòria entre la reflexió teòrica i l’acció pràctica. Encara que s’ha tendit a veure-ho amb una certa concreció massa simplista, doncs la realitat de la relació entre les dues és molt més complexa. A vegades, per posar un exemple, hi ha formes d’activisme que no s’han parat a pensar quines poden ser les implicacions del seu activisme. Molts d’ells tendeixen a buscar possibles. No son profundament pessimistes, però tampoc son utòpics. No creuen en la idea que un dia hi haurà una preciosa revolució que ho canviarà tot i que no deixarà res més a la Terra que no sigui igualtat, felicitat i justícia.
És qüestió d’una lluita en curs amb unes coordenades històriques específiques que intenten trobar les opcions potencials portin al futur democràtic. Per tant, no s'ha de treballar sota la gran pregunta “Què ens espera en el futur?”, sinó amb un conjunt més petit de preguntes, com ara com es podria donar la situació històrica -o el que sigui que ens modeli, o la lluita- que ens permeti produir un potencial per tenir menys violència, més justícia i més igualtat. Tenir, en definitiva, objectius més modestos.
De vegades hi pot haver progressos, però el progrés no és inexorable. No podem assumir que tot es mou cap a un món millor, i tampoc podem assumir que, senzillament, tot es repeteix. Les coses són més complicades. Ens movem cap endavant, ens movem cap enrere, i constantment repensem la nostra idea de progrés. Algunes formes de progrés no necessàriament han de ser destructives, això ens ho va ensenyar Walter Benjamin. Hem de ser humils pel que fa al futur. No som enginyers del futur, però trobem el nostre camí. Podem establir les aliances que facin possible l'impossible. En aquest context, se'ns fa necessitem la categoria d’humà. I la necessitem mentre hi hagi una part de la població a qui es tracta com si fos més humana, o a qui es presenta com l’humà exemplar, i una altra que és considerada menys humana, o que surt de la norma del que es considera humà.
Necessitem en definitiva, desenvolupar el concepte d’ésser humà, històricament i políticament, perquè no sigui tan exclusiu. Repensar el jo lligat als altres. Encara que evidentment, hi ha idees de l’ésser humà que són molt individualistes, del tipus: “Jo sóc l’amo del meu destí”. Encara que també, com criatureres ètiques que som, ho som pel fet de ser socials. Quan Hannah Arendt sentencia que viure a la Terra tots junts significa que cap de nosaltres té el dret de prendre-li la vida a algú altre suggereix que hi ha un lligam social i ètic que ens compromet a preservar la vida.
Dins d'aquesta perspectiva es situa el llibre de Luís Roca Jusmet, Ejercicios espirituales para materialistas. El diálogo (im)posible entre Pierre Hadot y Michel Foucault. materialistas que vol, i de fet fa, una aportació original i oportuna al camp esmentat, des d'un diàleg no realitzat entre Michel Foucault i Paul Hadot. Ambdós reputats filòsofs de la segona meitat del segle XX que en les seves obres, tal com recorda l’autor en el primer capítol del llibre, tingueren unes biografies en paral·lel, malgrat l’absència de encontres personals i models filosòfics dispars, àdhuc oposats. Front l'aparent paradoxa que representa aquesta oposició, tal com es relatada en els capítols següent, queda ben palès que per un cantó l'espiritualitat des exercicis proposats per Hadot, i per altra el materialisme que es desprèn dels escrits del darrer Foucault, Roca Jusmet és capaç de donar-li no solament sentit sinó extreure'n d'ella, de la paradoxa, una perspectiva que, dins de l'espai filosòfic actual no havia estat fet.
Ben probablement la part més interessant del llibre sigui la que s’inicia a la la pàgina 119 del llibre de Lluís Roca, amb la citació de fa de filòsof actual Bernard Stiegler. “Ese materialismo no es el que niega el espíritu, sino el que plantea que el espíritu, que no se reduce a la materia, está siempre condcionado por ella.”2 a partir d’ella Roca Jusmet fa evident que les obres d'aquest dos autors, tal com em esmentat, contemporanis l'un de l'altre, i amb oposades formes d'entendre la vida i l'obra, tal com es relatat en el llibre, podem estar mes propers del que sembla. La filosofia com a forma de vida de Hadot i la filosofia com a cura de si de Foucault, recobren intensitat de la mà de Luís Roca Jusmet en aquest exercici arriscat d'apropar dos autors que aparentment, només aparentment com hem dit, es troben lluny.
I es que com diu l'autor al començament en la introducció, constatant un fet clau per entendre la Modernitat i les claus que el llibre en dona sobre ella: Front de la persistència quasi permanent de les dificultats que la societat viu actualment, només en l'exercici actiu de la recerca de l'impossible podem lluitar contra dels dogmatismes imposats per la por i la incertesa. Cert és, que el diàleg filosòfic entre ambdós autors, malgrat l'aprecii i reconeixement mutu, no va existir, per la qual cosa, el mèrit del llibre en qüestió es encara superior. Es doncs cert que la filosofia no es sola i exclusivament diàleg entre filòsofs. En aquest cas no n’hi va haver-hi. Ho es entre persones, l’autor i els seus lectors, que en un procés socials, veuen necessària, per inqüestionable, la trobada de sortides a determinades quites que el mon, ens posa. Per aquesta raó, més enllà de l'escepticisme latent des dos autors, no es veu com a causa que de les seves pàgines en poguérem extraure coneixements importants per mirar de respondre les grans preguntes esmentades al principi.
El llibre de Luís Roca Jusmet ens hi convida de totes totes a realitzar aquesta tasca infinita, i per això feixuga. Convida al lector a dialogar amb dos filòsofs importants, decisius per la concepció d’aquella determinada filosofia que entén la seva tasca com a propagadora de formes i d’idees que permetin, en permetin, pensar i fer una vida més plena.
Jordi Riba
Departament de Filosofia-UAB

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viernes, 20 de abril de 2018

MARCO AURELIO Y LA FILOSOFÍA COMO EJERCICIO ESPIRITUAL

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La ciudadela interior


Pierre Hadot
Prólogo de Arnold I.Davinson
( Tradución de María Cucurella Miquel)
Barcelona : Alpha decay, 2013

 Escrito por Luis Roca Jusmet

 En el imaginario cinematográfico de mi generación, Marco Aurelio era el gran actor inglés Alec Guinnes, uno de los protagonistas de La caída del Imperio Romano. En el imaginario de nuestros jóvenes es otro gran actor, igualmente inglés, Richard Harris, en Gladiator. Siempre la misma imagen, la del emperador-sabio que sucumbe frente al hijo perverso. Marco Aurelio es, para Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura, el ejemplo del desastre al que conduce el filósofo-rey de Platón. No sabemos si hay que entender irónicamente o literalmente el elogio a la sinrazón de uno de los precursores de la racionalidad moderna y como hay que interpretar este juicio sobre Marco Aurelio. El lúcido y amargo Cioran, finalmente, nos dice en uno de sus aforismos que prefiere el escepticismo de un Emperador ( Marco Aurelio) que las propuestas de un soñador ( Nietzsche). Muchos han sido los análisis del que quizás fue el único Emperador-filósofo: Marco Aurelio. Nos llega con este libro un estudio sobre sus meditaciones, en el contexto de la época y del escritor, que serán dificilmente no ya superadas sino tan siquiera igualadas. El autor, uno de los grandes filósofos franceses del último tercio del siglo XX: Pierre Hadot.
 Pierre Hadot nació en 1922 y murió en 1920. Es un estudioso excepcional de la filosofía antigua que ha defendido que hay que entenderla no como un discurso sino como una forma de vida. La teoría se justifica por una práctica. Hay que saber pensar para poder pensar bien. Hay que saber actuar para poder actuar bien. La palabra que Hadot considera más adecuada para esta comprensión de la la filosofía era la de ejercicio espiritual. Sin connotaciones religiosas, ni tan solo espiritualistas, la filosofía se entiende así como una transformación interna profunda y global, no solo como un ejercicio intelectual. En este sentido hubo una proximidad en su última etapa con Michel Foucault, cuya prematura muerte impidió un debate que sin lugar a dudas hubiera sido apasionante y fecundo.
Lo primero que hay que saber para entender un texto es cual es la intención y a partir de aquí ver como podemos actualizarlo.Para Hadot está claro : la meditaciones petenece al género de lo que los antiguos llamaban hyponnemata, que quiere decir escribirse o hablarse a uno mismo. Nos podemos preguntar para que escribe uno para sí mismo. Los diarios pueden servir como un ejercicio estilístico o como una forma de autoconocimiento. Pero no es éste el sentido del que hablamos. De lo que se trataba es de escribir unos dogmas, los propios de la escuela estoica, para recordarlos de manera permanente, para tenerlos siempre presente. Como una especie de guía práctica que Marco Aurelio escribía para sí mismo, pero siempre desde la escuela a la que pertenecía, el estoicismo. No se trata de ser original ( no hay que crear conceptos, como decía Deleuze) sino de vincularse a una tradición. Esta tradición tiene unos fundadores, que son Zenón y Crisipo, el siglo III A.C. En Atenas. Su lema : vivir de acuerdo con uno mismo, de una manera coherente. Pero este uno mismo no es el yo singular, sino la Razón Universal. Hay unas reglas establecidas, unos dogmas que hay que aceptar, que son los de la escuela a la que se pertenece: el estoicismo. Lo que cambia de un filósofo a otro es el estilo personal, la manera de enseñar o la presentación de la doctrina. El estoicismo nace como fusión de la ética socrática, ka física heraclitiana y la argumentación aristotélica. Parte de la Unidad de todas las cosas marcadas por una Lógica ordenadora. El filósofo aspira a la perfección moral, a la sabiduría. Quiere hacer siempre lo más verosímil y lo más correcto. El discursos teórico sirve para orientar la acción porque su finalidad es práctica.

domingo, 15 de abril de 2018

PIERRE HADOT : SOBRE EL MANUAL DE EPICTETO

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 Escrito por Luis Roca Jusmet

 La editorial errata naturae tuvo el acierto de traducir el manual de Epicteto y el escrito que hizo Pierre Hadot sobre dicho manual. Las traducciones, de Claudio Arroyo y de Javier Palacios son impecables. Me sobra el título "Manual para la vida feliz" por la ambigüedad del significado de felicidad, sobre todo referido a los estoicos. Falta también un índice bien estructurado de la parte que correponde a Hadot, que es casi todo el libro.
 La primera parte del libro es la exposición clara y concisa, en forma de 53 aforismos, de la filosofía de Epicteto. 
 La segunda parte, mucho más extensa, es la relativa a los comentarios de Pierre Hadot, que lleva como título "Una lectura del manual". Lo primero que explica Hadot es que el manual no lo escribió Hadot sino su discípulo Arriano. Lo segundo es que Arriano no lo escribió para ser publicado sino para uno o varios amigos admiradores de Epicteto. Señala asimismo que, frente a esta intención, el texto se publica para gentes de todas las épocas y lugares, convirtiéndose en uno de los clásicos de la filosofía antigua. Hadot continúa situándonos sobre el personaje de Epicteto. Fue esclavo y luego liberto en Roma, donde fundó su escuela filosófica. Más tarde fue exiliado a Nicópolis, donde fundó otra escuela filosófica. Epicteto, aun esclavo y con el permiso de su amo ( por el prestigio de tener esclavos instruidos) siguió las enseñanzas de un filósofo estoico, Musonio Rufo. El estocismo había sido fundado en Atenas, tres siglos antes, por Zenón de Citio. Esta escuela se fundaba en tres principios : 1) El único bien es el moral; 2) Toda acción humana se basa en el juicio; 3) La Naturaleza es coherente consigo misma. Epicteto, como su maestro Musonio Rufo y el mismo Sócrates, no escribieron nada. Para ellos la filosofía era algo vivo que solamente podía transmitirse por el ejemplo y la palabra viva. Arriano transcribe las "disertaciones" de Epicteto, menos interesantes porque recoge parcialmente algunos discursos, y el "manual" que tiene mucho valor sintético de sus enseñanzas. 
 Posteriormente Pierre Hadot, con su profunda claridad, nos presenta una introducción temática de los aforismos para facilitar su lectura. De aquí surgirán las líneas-fuerza de sus enseñanzas :
1) Discernir entre lo que depende de nosotros y lo que no depende de nosotros.
2) Aplicación del discernimiento a la disciplina del deseo y del deseo y de la acción.
3) Asumir aquello de lo que somos responsables : el juicio y el uso de las representaciones en el deseo y la acción.
4) La disciplina del deseo en relación con los objetos y acontecimientos. Preceptos relativos al objeto y al acontecimiento.
5) Consejos al aspirante de filósofo.
 Hadot señala un aspecto fundamental del manual al decir que no es un tratado de manual. Se trata de la elección de una forma de vida. Lo que explica el manual es cual es la forma de vida que propone el estoicismo. Hablan de los principios ( dogmas) que la guían. El libro va dirigido a aspirantes de filósofos ( en la línea estoica). 
 El penúltimo capítulo de la parte que corresponde a Hadot habla sobre las carencias y omisiones del manual con respecto a las disertaciones. La más importante es la libertad absoluta respecto al tirano. El último sobre la repercusión de la obra a lo largo de los tiempos.
 Finalmente tenemos la conclusión personal de Pierre Hadot. Para él las meditaciones de Marco Aurelio le han impactado más por su espontaneidad. Pero aún así reconoce que hay aforismos de Epicteto que son totalmente imprescindibles. Efectivamente, el manual de Epicteto, a pesar de su sequedad y austeridad, no puede dejarnos indiferentes.

viernes, 16 de marzo de 2018

PRESENTACIÓN DEL LIBRO EN ASSOCIACIÓ D´AMICS DE LA UNESCO ( BARCELONA )




  En l´Associació d´Amics de la UNESCO de Barcelona se presentó, el dia 1 de marzo a las 18:30,  el libro "Ejercicios espirituales para materialistas. El diálogo (im) posible entre Pierre Hadot y Michel Foucaul"

 Jordi Riba, escritor y profesor de Filosofia de la Universitat Autónoma de Barcelona, presentó el libro. Seguidamente Luis Roca Jusmet, autor del libro, hizo una exposición de los puntos que consideró más relevantes. Finalmente, Pere Saborit, escritor y profesor de Filosofia de la Universitat de Barcelona, formuló algunas prguntas que le había sugerido el libro.
 Posteriormente tuvo lugar un animado debato con los asistentes al acto.

lunes, 26 de febrero de 2018

ALGUNOS APUNTES SOBRE LAS TECNOLOGIAS NEOLIBERALES DEL YO

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Michel Foucault habló de tres tipos de tecnologías: las de la producción, las del poder y las del yo. Murió antes de poder analizar las tecnologías del yo en el neoliberalismo, pero abrió un horizonte. Sociólogos como Nikolas Rose lo han seguido investigado de una manera fecunda sobre el tema. El dispositivo neoliberal del yo está formado por un conjunto de prácticas discursivas y no discursivas enlazadas entre sí como un dispositivo. Responden a lo que Gilles Deleuze llamaba la sociedad de control y que el propio Foucault llamó gubernamentalidad, donde el poder disciplinario se desplaza hacia formas que presuponen la libertad individual. Pero en las que se manifiesta lo que Michel Foucault  llamaba el poder pastoral, herencia  del antiguo sacerdote y que adquiere hoy nuevas formas de conducción de las conductas: coaching, psicólogo…
 Analizaré aquí algunos elementos básicos de este aparato conceptual:  las competencias, la autoestima, la inteligencia emocional y la autoayuda. Todos estas conceptualizaciones adquieren un carácter normativo y forman parte del proyecto de gestión de la propia vida, entendida como si fuera una empresa.. 
 Empecemos por el término “autoestima”. Autoestima quiere decir querer la propia imagen: el yo se quiere a sí mismo. La imagen propia con lo cual nos remite al peligroso mundo del narcisismo. El yo tiene más autoestima en cuanto que se identifica cada vez más con su yo ideal. Lo cual implica un narcisismo alto. Si consideramos la autoestima como un valor absoluto nos equivocamos: tan nefasto puede ser el defecto de narcisismo, que sería el complejo de inferioridad, como el exceso, que llevaría a la arrogancia, la soberbia y la vanidad. El gran Spinoza, que consideraba el amor propio como un afecto positivo, criticaba sus excesos: la vanidad, la soberbia. Todos ellos productos de un deseo inmoderado de prestigio. El psiconalista Jacques Lacan ya advertía también que el estar pendientes del yo como autoimagen nos encerraba en un círculo mortífero. Lo mismo hizo el sociólogo Richard Sennett en su estudio “La corrosión del carácter”. Es el propio reconocimiento y el de los otros por donde pasa la aceptación y el respeto. El saber salir, por tanto, de uno e ir hacia el otro, al ámbito de las relaciones.
  Si pasamos a la inteligencia emocional continúo manteniéndome crítico. Martin Gardner planteó hace años la noción de las inteligencias múltiples. La idea no estaba mal porque cuestionaba un concepto monolítico y cuantitativo de la inteligencia. Pero luego se convirtió en un nuevo dogma y una nueva escolástica. Hablaba de la inteligencia intrapersonal y la interpersonal, es decir de la capacidad de entenderse a sí mismo y a los otros. Aquí entraba también la empatía. Sobre esta base elaboró Daniel Goleman su noción de inteligencia emocional.  Pero Goleman planteó que la falta de inteligencia emocional era lo que conducía a personas brillantes intelectualmente al fracaso personal. La inteligencia emocional significa entender las propias emociones, la de los otros, ser empático, controlar las propias emociones y tomar las decisiones correctas. Pero se están mezclando cosas muy diferentes. El conocimiento de uno mismo no depende de la inteligencia. Depende, en primer lugar de la capacidad de introspección. Es decir, del trabajo interno de percibir nuestros afectos y de la veracidad, de ser capaces de no autoengañarnos. Entender es algo que vamos aprendiendo y que debe conducirnos al respeto y a la solidaridad más que a la empatía. A veces la empatía nos lleva a perder nuestra posición y a tolerar lo intolerable. El control de uno mismo depende, por otra parte, del carácter.  Se está trivializando y degradando lo que tradicionalmente se llamaba el trabajo sobre uno mismo. Son los ejercicios espirituales de la Antiguedad que recuperan filósofos contemporáneos como Michel Foucault o Pierre Hadot. Trabajo y esfuerzo cotidiano de adecuarnos a las normas éticas que hemos elegido. Formar el carácter, lo cual nos permitirá el dominio de las emociones, en el sentido spinoziano. Es un camino largo y difícil que debe hacer cada cual, aunque los otros puedan ayudarnos proporcionándonos cajas de herramientas para emanciparnos, no creando lazos de dependencia con un poder pastoral que nos guiará siempre.  
 ¿ Cuál es el modelo neoliberal ? ser un buen empresario de sí mismo, gestionar bien las emociones, calcular bien las inversiones emocionales, rentabilizarlas bien. Tener autoestima, es decir desarrollar una imagen de nosotros mismos acorde con este Ideal. Ser competente socialmente, emocionalmente, lingüísticamente. Adaptarse, este es el mantra. Y el que no se adapta bien, quién no tiene la competencia adecuada para hacerlo, que acuda a la psicología o de la farmacológica. Todos somos clientes y consumidores potenciales este gran mercado de los cursos de gestión emocional, de la autoayuda o de los fármacos. 
 Observemos como este lenguaje se va introduciendo en las empresas y en las instituciones. Como es el lenguaje en el que se están adiestrando todos los gestores de esta sociedad liberal avanzada.
 Políticamente lo que se hace es individualizar y privatizar los proyectos y los problemas personales. Esto no quiere decir que no debamos asumir la parte de responsabilidad que nos corresponde. Tampoco hay que hacer una sociedad de víctimas. Pero entendiendo que formamos parte de una sociedad y que parte de los problemas son sociales y políticos. La responsabilidad pasa aquí por comprometernos a mejorarla. Tampoco quiere decir que tengamos que renunciar a nuestra singularidad, pero siempre entendiendo que es con los otros con la que la desarrollamos.
 El fenómeno es complejo y solo marco aquí algunos puntos de análisis. Los estudios de Eva Illouz sobre capitalismo emocional son otro conjunto de análisis que vale la pena considerar para el estudio de estas problemáticas.

jueves, 8 de febrero de 2018

PIERRE HADOT Y WITTGENSTEIN



 Escrito por Luis Roca Jusmet

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 En la excelente entrevista que Jeannie Carlier y Arnold I. Davidson a Pierre Hadot ( La filosofía como forma de vida, muy bien traducido por María Cucurella Miquel para la editorial Alpha Decay) el filósofo francés precisa como surgió su interés por Ludwig Wittgenstein. 
 Explica Hadot que lo que le llamó la atención de Wittgenstein fue su vertiente mística, sorprendente en un filósofo que, en principio, trataba de lógica y se situaba, por lo menos en la época que escribió el Tractatus, en la órbita del neopositivismo. O esto era lo que parecía, o les parecía a sus amigos del Circulo de Viena ( al que, por cierto, nunca asistió).
 Pierre Hadot nos cuenta que inició su lectura con la traducción italiana, para luego ir a leer el original alemán ; luego hizo su propia traducción al francés, aunque no la publicó porque acababa de editarse la de Pierre Klosowski, por otra parte excelente.  En 1959 un artículo para la Revue de Métaphysique titulado "Reflexiones sobre los límites del lenguaje a partir del Tractatus Lógico-Philosophicus de Wittgensetin. El mismo año, en "Critique" publica  dos artículos sobre "Wittgenstein, filósofo del lenguaje." El año 1962, en la Revue de Métaphysique, publica "Juegos de lenguaje y filosofía". Hadot tenía por aquella época 40 años y su orientación filosófica ya estaba encaminada. Se trata de entender la filosofía como forma de vida. Los antiguos fueron su base, pero Wittgenstein también le sugirió la  expresión filosofía como forma de vida con su teoría de los juegos del lenguaje. Estamos hablando ya aquí, de la segunda etapa de Wittgenstein, que expondría en sus Investigaciones filosóficas. Si el primer libro, el "Tractatus" estaba escrito en forma de aforismos, éste, en cambio, resultaba dificil de leer por su dispersión y carácter poco sistemático. 
  Todos estos artículos aparecen recopilados por el mismo Hadot en un libro : Wittgenstein y los límites del lenguaje ( traducido, también de manera muy cuidada, por Manuel Arranz, para la editorial Pretextos). El libro incluye, además, un prefacio de Hadot muy interesante, la carta que él mismo envió a la mayor experta inglesa en Wittgenstein, Élisabeth Anscombe. También un breve pero sugerente artículo de Gottfried Gabriel llamado " ¿ La lógica como literatura ? Observaciones sobre el significado de la forma literaria en Wittgenstein.
 Empecemos por el prefacio. Aquí, un Hadot ya maduro, sitúa a Wittgenstein en la tradición de los ejercicios espirituales. Se trata de entender la filosofía como forma de vida en la línea de los antiguos y que solo algunos modernos han mantenido. Hay que entender la filosofía no cómo un discurso sistemático sino como un juego de lenguaje que se corresponde con una forma de vida. Hadot quiere precisar también que es lo que significa la palabra místico en Witgenstein. No se trata de una teología negativa ( como en Plotino) ni de una experiencia extática ( como en San Juan de la Cruz) sino una experiencia diferente. Una experiencia que es indecible porque es inexpresable. Cómo dice explícitamente Wittgenstein en el "Tractatus" : " El lenguaje tiene sus límites y de lo que no se puede hablar más vale callar, solo se puede mostrar". Esto es para él lo místico, lo que  no puede ser dicho. Tiene que ver con el asombro de ver el mundo como "un milagro" y solo puede mostrarse a través de los actos. Aquí señala Hadot la influencia de Schopenhauer en Wittgenstein. Parece claro que, más allá de la lectura de su maestro Russell, Schopenhauer fue el único filósofo que leyó en profundidad y que le influenció seriamente. Como lo hizo la literatura de Tolstoi y su propuesta de vida evangélica.   Pero lo que hace Pierre Hadot es manifestar su disconformidad con Wittgenstein y su negación de la filosofía, ya que solamente cabe el silencio y los actos. Hadot considera, por el contrario, que la filosofía es el camino que nos conduce a la sabiduría, sin llegar nunca a alcanzarla. Es la filosofía como práctica la que nos permite este camino hacia la sabiduría. Lo hace a través de las normas sobre cómo contemplar y pensar el mundo, verdad que nos conduce a una determinada ética. 

sábado, 3 de febrero de 2018

PRESENTACIÓN LIBRERIA ESPAI CONTRABANDOS ( BARCELONA )



Dimecres 7 de febrer, 19h

Espai Contrabandos

C/ Junta de Comerç 20
Presentació de llibre Ejercicios espirituales para materialistas. El diálogo (im)posible entre Pierre Hadot y Michel Foucault amb la participació del seu autor Luis Roca.

Sobre el llibre
Pierre Hadot y Michel Foucault, dos de los más importantes representantes de la filosofía contemporánea de la segunda mitad del siglo XX, son autores de culto.
Pero, aunque comparten la pertenencia a un mismo país y a una misma generación, tienen trayectorias vitales y filosóficas diametralmente opuestas. Será a principios de los años ochenta cuando Foucault, interesado por las escuelas alejandrinas y romanas de principios de nuestra era, comenzará a tratar los trabajos de Hadot sobre el tema.
A partir de este encuentro, el libro profundiza sobre la filosofía entendida como arte de vida y reflexiona sobre los problemas éticos y políticos más urgentes del momento en el que vivimos.

Més informació sobre el autor
https://www.espaicontrabandos.com/ejercicios-espirituales-para-materialistas/

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